Como cada 24 de marzo, el aniversario del golpe de Estado ejecutado por la última dictadura cívico-militar en Argentina nos une en el grito de nunca más, exigiendo memoria, verdad y justicia.
La fecha nos invita a recordar que el régimen instaurado no se limitó al violento disciplinamiento social, sino que también introdujo profundos cambios en la estructura económica argentina que sentaron las bases de un modelo que implicó fuertes políticas de desmantelamiento estatal, endeudamiento y desindustrialización.
El plan ejecutado por el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” fue integral. La perspectiva neoliberal debía conseguir la legitimación de su discurso, y por lo tanto las usinas de pensamiento económico eran las primeras que debían modificarse. Así, a través de la intervención en las universidades, se marcó un antes y un después en la enseñanza de la economía en Argentina. La proscripción, persecución y secuestro de docentes e investigadores que transmitían una enseñanza heterodoxa; así como de estudiantes que bregaban por el aprendizaje crítico, logró consolidar a la ortodoxia en los planes de estudio.
La instalación de la corriente neoclásica como teoría económica dominante implicó el paso del estudio de la economía política a la economía a secas, quitandole centralidad a los contenidos vinculados a la historia y a la coyuntura económica que hacen a la formación integral de la disciplina, y que nos permiten analizar el contexto en el que vivimos.
Los 40 años de la vuelta a la democracia nos exige a todas y todos seguir defendiendo la autonomía de las universidades, el pensamiento crítico, y el debate informado.
Desde la carrera de Economía del Desarrollo, redoblamos la apuesta por la formación económica desde una perspectiva plural, que nos invite a reflexionar seriamente en el desarrollo económico argentino.
Texto escrito por estudiantes de la Licenciatura en Economía del Desarrollo.