Licenciatura en Economía del Desarrollo Universidad de Quilmes

La contradicción del INDEC: ¿Una recesión con aumento del consumo?

Por Germán Herrera Bartis* y Julián Veiras**

 

Recientemente el INDEC publicó el informe de avance del nivel de actividad económica con datos que cubren la primera mitad del año en curso. El informe revela que durante el segundo trimestre del año la contracción del PBI se agudizó y que, en el acumulado del primer semestre, la economía argentina cayó un 1,7 por ciento en relación al primer semestre de 2015. El dato –de por sí bastante negativo– podría ser en realidad mucho peor si se tiene en cuenta el extraño comportamiento del consumo privado que estimó el INDEC en ese mismo informe.

El consumo de las familias representa el principal componente del PBI. Medido a precios de 2004, base actualmente usada por las Cuentas Nacionales, alcanza las tres cuartas partes del Producto Bruto Interno. El cuarto restante se divide entre los otros componentes de la demanda agregada: el gasto público, la inversión y las exportaciones netas. El gran protagonismo del consumo dentro del PBI implica que la suerte del segundo está inevitablemente atada a la del primero. Sin embargo, del informe del INDEC se desprende un comportamiento insólito de los agregados macroeconómicos. Según los números publicados, pese a la fuerte contracción de la actividad productiva, el consumo privado en el primer semestre aumentó un 0,7 por ciento en relación al mismo período del año pasado.

Este comportamiento expansivo del consumo resulta completamente contradictorio con toda la información desagregada que se conoció en los últimos meses, proveniente tanto de fuentes oficiales como privadas. Un breve repaso de esas estadísticas incluye las ventas en supermercados calculadas por el propio INDEC, que en términos reales (es decir, descontando el efecto de la inflación) exhiben una caída del 7,7 por ciento interanual en el primer semestre, las ventas en shoppings, también del INDEC, que arrojan una contracción real del 8,4 por ciento, y la disminución del 6,4 por ciento en el volumen de las ventas de los comercios minoristas relevado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Al mismo tiempo, la reaparecida Encuesta Permanente de Hogares del INDEC dio cuenta de un importante aumento del desempleo en el semestre y el Ministerio de Trabajo, con información proveniente del SIPA, informa que el salario medio de los trabajadores registrados (presumiblemente, los menos perjudicados) cayó un 4,4 por ciento en el primer semestre. ¿Cómo puede aumentar el consumo privado total de la economía en un marco de desplome de las ventas, de caída del empleo y de reducción en el poder de compra de los salarios?

Pero tal vez el indicador más robusto de todos que permite estimar la trayectoria del consumo agregado surge al combinar la evolución de la recaudación fiscal del IVA con la marcha de los precios de la economía. En términos simples, el aumento del IVA deflactado por los precios internos, es decir, descontado el efecto de los precios internos, representa una aproximación muy certera de la trayectoria del consumo real. Si se toma la información publicada por la AFIP y se utiliza la serie de precios al consumidor del GCBA, se observa que la recaudación real del IVA doméstico cayó un 7 por ciento en la primera mitad de este año en relación al mismo período de 2015. El lector puede observar que esa contracción semestral del 7 por ciento está perfectamente alineada con la caída del consumo registrada por las ventas en supermercados, shoppings y comercios minoristas a las que nos referimos antes. A su vez, ese hundimiento del IVA resulta completamente incompatible con el supuesto aumento semestral del consumo privado que surge de la inescrutable caja negra de las Cuentas Nacionales del INDEC. Para intuir las tendencias más recientes del consumo agregado apuntemos que, concluido el primer semestre, los datos de la recaudación del IVA de julio y agosto marcan una agudización del hundimiento en términos reales, del orden del 11 y del 16 por ciento interanual respectivamente.

Hace ya mucho tiempo que el debate económico en la Argentina se ve interferido por la necesidad de discutir, evaluar y relativizar la calidad y la veracidad de los datos estadísticos existentes. Es un ejercicio desgastante para los analistas, que confunde a la opinión pública y que distrae la atención de la discusión de fondo, referida al impacto de las medidas de política pública en la marcha de la economía y las condiciones de vida de la sociedad. Sin embargo, no parece posible considerar saldada la “cuestión del INDEC” si desde el organismo oficial no se realiza un esfuerzo serio para transparentar las metodologías con la que se elaboran los indicadores como el que aquí discutimos y se explica cómo puede ser posible una contradicción tan profunda de los datos que surgen de los propios registros estadísticos oficiales.

* Docente e investigador UNQ

** Economista UBA

 

Consumo agregado y variables económicas seleccionadas

                                 Semestre I-2016/Semestre I-2015
                                 Variación % (en términos reales)

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